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jueves, 17 de diciembre de 2015

Despertando en el estreno de 'Star Wars: El despertar de la fuerza'

VIBRANTE. La proyección de la película remeció a los millones de fanáticos.

La consigna era llegar contra viento y marea si se hacía necesario. Uno de los estrenos más esperados del año estaba a punto de empezar y, aunque llegaba con el hígado en la mano por los contratiempos presentados, me alegraba que el estreno de Star Wars: El Despertar de la Fuerza estuviera reservado para la media noche.

El ambiente estaba preparado: afiches, anuncios y promociones alusivos a la cinta por doquier. Una réplica del legendario Halcón Milenario figuraba imponente en uno de los ambientes esperando a todo aquel que quisiera inmortalizar su recuerdo tomándose una fotografía a su lado.


Personas que no se habían conocido nunca en su vida interactuaban muy animadas intercambiando figuras, artículos coleccionables o simplemente fotografiándose mutuamente junto a las pancartas promocionales. La emoción que embargaba la ocasión sobrepasaba los límites generacionales de aquellos que vieron el estreno de la saga original, siendo ahora asimilada por los pequeños nuevos “herederos de la Fuerza”.


Niños vestidos de jedi, sables láser de luz de distintos colores, tamaños y diseños resaltaban en el tumulto de gente que se agolpaba de un extremo al otro del recinto que albergaba a su vez a fanáticos disfrazados de sus personajes favoritos en posiciones sugerentemente combativas y que, sin lugar a dudas, no tardarían en inundar las redes sociales.


Una vez dentro, los aplausos inundaron por completo la sala cuando apareció de golpe el inmortal título que llenó la pantalla: Star Wars, para presentar a continuación lo que hace algunos años parecía inimaginable: el episodio VII.


Pese a que se hizo de extrañar mucho el característico sonido de fanfarria que marcaba el inicio de las cintas anteriores producidas por 20th Century Fox, debo confesar, sin temor a dar ningún spoiler, que fue un acierto muy grande que no fuera reemplazada por la introducción que suele utilizar Disney con su clásico castillo mágico.

  

Sin embargo, quizás nada se puede comparar con la ovación de todos los asistentes que vitorearon la primera aparición de Harrison Ford en la pantalla grande encarnando nuevamente al ya mítico personaje de Han Solo, acompañado de su fiel e inseparable compañero Chewbacca. Pese al tiempo transcurrido no cabe duda de que fue invaluable y emotivo ver nuevamente en escena a los protagonistas de la saga original en una historia que retoma muchos de los elementos clásicos e incorpora otros nuevos, pero respetando el estilo impuesto por George Lucas, “el padre de la criatura”.


La cinta de por sí resulta muy satisfactoria, aún si no eres seguidor de la saga. Sin embargo, es innegable que para un fanático el film suma por mucho un valor agregado tanto por las referencias a las cintas anteriores como por la emotividad de algunas escenas. Los guiños a las antiguas películas son recurrentes pero muy atinados, relatando en muchos casos al espectador, sin palabra alguna, muchos de los hechos y sucesos que debieron haber acontecido desde el final del episodio anterior. El manejo del humor también resulta adecuado, en momentos muy puntuales y sin llegar para nada al abuso.

J.J. Abrams junto a R2-D2

Si bien es cierto que la trama general guarda mucha similitud con cosas que se han visto anteriormente, J. J. Abrams respeta, retoma y dirige muy bien los elementos clásicos apuntando a lo nuevo que vendrá en esta futura trilogía. Muchas preguntas surgieron, muchas respuestas quedaron pendientes, pero todo nos deja con mucha expectativa de ver lo que seguirá a continuación.

En definitiva, creo que valió la pena amanecerme para el estreno de esta cinta, aunque haya significado Despertar a la Fuerza al día siguiente para ir a trabajar.



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