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jueves, 3 de junio de 2021

Entrevista a Roberto Gómez Bolaños - Chespirito - Noviembre de 1974

 

Revista de Revistas, nov de 1974

A finales de 1974 Revista de Revistas, publicación semanal de Excelsior, publicó una interesante entrevista a Chespirito, en la que comentan sobre la comedia que se realizaba en México por esos años. Además, el escritor hace un breve análisis de los principales personajes que interpretaba en ese entonces: el doctor Chapatín (que en el reportaje es señalado como profesor), el Chapulín Colorado y el Chavo del Ocho.

Es bien sabido, por boca del mismo Chespirito, que el personaje que le resultaba más cómodo de interpretar era el Chómpiras, por lo que resulta llamativo que en esta etapa temprana de sus programas, cuando el inofensivo caquito todavía no había sido ampliamente desarrollado, el personaje que lo satisfacía más era el avejentado, pero intrépido doctor de la bolsita de papel.

¿Cuáles eran sus aspiraciones? ¿Le interesaba ser admirado? ¿Qué opinaba sobre política? Estas y otras interrogantes se responden en esta entrevista, de la cual dejamos una transcripción completa a continuación, junto con las respectivas páginas escaneadas de la revista. Que lo disfruten.


“NO ES POR ADORNARME, PERO LOS ÚNICOS LIBRETOS CÓMICOS BUENOS DE LA TV SON LOS DE MIS PROGRAMAS…CLARO, LOS ESCRIBO YO MISMO”

 Por Santana

 Habla Roberto Gómez Bolaños, “El Chapulín Colorado”

 Algunos catalogan mis programas como programas para niños ─dice Chespirito─, porque no tienen nada de nocivo; pero yo creo que son para todo el público. También muestro algunos de los problemas sociales de México, aunque claro, con una tendencia optimista. Los malos no pueden ser humoristas.

 

Roberto Gómez Bolaños, ahora más popular como Chespirito, que se inició en el medio artístico como escritor de cabecera de Viruta y Capulina, señala: 

─Hay algunos programas extranjeros muy bien hechos, pero con una inversión económica enorme. Tienen buena calidad, pero no son mejores que los míos. La mayoría de los programas cómicos mexicanos tienen unos libretos muy malos, hechos a la carrera. Y ello se debe a que no hay gente con preparación que se dedique a esto. Los únicos que se defienden dentro de la comicidad son el Loco Valdés y Madaleno, pero porque son buenos improvisadores. Fuera de ellos…no es por adornarme, pero los únicos libretos cómicos buenos son los de mis programas. Claro, los escribo yo mismo.


 ─¿Podrían los escritores humorísticos profesionales elevar la calidad de los programas cómicos? 

─No sé qué resultado traería el ingreso de humoristas profesionales a la televisión. Creo que Carlos León ya lo ha intentado, y si va a hacer lo mismo que le escribe en las películas a Cantinflas, mejor que no lo haga. De Marco A. Almazán sería cuestión de ver si se adapta a la TV.

 Puede decirse que, en general, los intelectuales han menospreciado siempre la comicidad. Por eso es que se ve tan mal el panorama.

 “Para ser sincero, a nuestra televisión le hace falta talento en general, principalmente de escritores. Y dinero, a fin de que se realicen mejores cosas”.

 


TRES CRIATURAS

Gómez Bolaños describe luego los personajes que aparecen en sus programas:

 ─Creo que por mayoría de edad debo empezar por “El profesor Chapatín”. Surgió de la serie La mesa Cuadrada. Está creado con un poco de alevosía, porque tiene la ventaja de que a los viejitos les perdonamos todo. Entonces él puede ser un viejito metiche, abusón, latoso, coqueto, etcétera. Nunca se los tomamos a mal. Por otra parte es el personaje que personalmente me satisface más, quizá porque es lo que hubiera querido ser en la vida real. Representa mi liberación.

 “Le sigue El Chapulín Colorado, que considero el personaje fuerte. Guardando las debidas provocaciones, fue creado con un poco de burla tomando en consideración que Cervantes hizo El Quijote para burlarse de las historietas de héroes que nos inundan.

 Intencionalmente tiene los atributos contrarios a los de esos héroes: es débil, torpe, miedoso, tonto, le gustan las mujeres. En una palabra, los niños se identifican con él precisamente por esos “atributos”. Considero que ha sido útil para los niños en ese sentido, porque los héroes aquellos los defraudaban, sentían miedo y se sabían con limitaciones de agilidad, destreza; se pensaban que eran impotentes para realizar actos heroicos. En cambio El Chapulín les ha demostrado que el valor no consiste en no tener miedo sino en superarlo.

 “Ahora, tenemos al Chavo del 8, que representa esencialmente la ternura, con un humorismo pleno de elementos humanos. El Chavo es un buen chico del cual se desconoce totalmente su origen, su nombre, su ascendencia, y está rodeado por los representantes de una sociedad: la niña pícara que provoca el noventa por ciento de los líos, el padre sufrido de ésta, el niño de mejor posición económica y mimado además, la madre de éste, el casero que no es tan malo como podría suponerse y la típica señorita quedada. Eventualmente participan otros personajes.

 “Todos los que intervenimos en los programas trabajamos con un entusiasmo bárbaro, desde el más humilde colaborador. Y el teleauditorio recibe una diversión sana. La gente no solo tiene el derecho, sino la obligación de divertirse. Los que no se divierten son los enfermos y amargados, y eso, aparte de que es contagioso, hace mucho daño. Estoy seguro que la gente se divierte con lo que le damos”.

 


LA IDEOLOGÍA POLÍTICA ES SECUNDARIA

─¿Le gusta sentirse admirado por la niñez, o prefiere que le admire el público en general?

 ─No me interesa ser admirado, me interesa que a la gente le guste lo que hago, que le satisfaga, pero no hago concesiones: si para satisfacer al público tuviera que ir contra mi manera de pensar, no lo haría.

 ─Mis aspiraciones son sencillas, realizarme como hombre y como cristiano. Cumplir en la vida la misión que Dios me ha encomendado en la Tierra. Creo que entretener sanamente, sin hacer daño, a veces parece simple; a mí me parece suficientemente noble, porque veo que la gente necesita distraerse como el comer y dormir. Independientemente, claro está, me preocupa la educación y formación de mis hijos.


 ─¿Fue la suya una infancia feliz?

 ─No, mi niñez fue muy feliz. Fui un niño de la clase media, del montón; ni pasé hambre ni tuve lujos.

 Nunca tuve una bicicleta ni tren eléctrico, pero eso sí, jamás me faltaron zapatos.


 Al hablar sobre política expresa:

 ─Conozco muy poco de eso, pero creo que hay un defecto en muchos lados, casi todos los regímenes serían buenos de acuerdo con la honradez de sus gobernantes, pues el progreso de los pueblos, desde mi punto de vista, no depende de la tendencia ideológica. Si se imparte justicia con equidad y honradez, la ideología política es secundaria.